domingo, 11 de marzo de 2012

Vocación: respuesta de fe y confianza


El Señor dijo a Abram: "Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré.
De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición.
Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra."
Marchó, pues, Abram, como se lo había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Tenía Abram 75 años cuando salió de Jarán.
Tomó Abram a Saray, su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, con toda la hacienda que habían logrado, y el personal que habían adquirido en Jarán, y salieron para dirigirse a Canaán. Llegaron a Canaán,  y Abram atravesó el país hasta el lugar sagrado de Siquem, hasta la encina de Moré. Por entonces estaban los cananeos en el país.
el Señor se apareció a Abram y le dijo: "A tu descendencia he de dar esta tierra". Entonces él edificó allí un altar al Señor que se le había aparecido. De allí pasó a la montaña, al oriente de Betel, y desplegó su tienda, entre Betel al occidente y Ay al oriente. Allí edificó un altar al Señor e invocó su nombre. (Gn 12,1-8)
 
La vocación es no sólo un acto de fe sino también un acto de confianza en el que el llamado se acoge a la promesa de una presencia que se hace garantía.  A lo largo de las sagradas escrituras Dios que llama ofrece una palabra de consuelo a la persona que llama: no temas, soy yo, yo estaré contigo, pondré mis palabras en tu boca… el llamado apuesta por la confianza en el cumplimiento de la palabra del Señor que le llama. Abraham es un ejemplo no sólo de hombre de fe, sino de hombre que confía y apuesta por un futuro que aunque no esté del todo claro, está en las manos de Aquel …Es mucho lo que arriesga Abraham: en una cultura en la que la pertenencia a la tierra y la propiedad sobre la tierra es tan importante, Dios le pide a Abraham desarraigar, levantar la tienda y caminar hacia la inseguridad del peregrinaje, de los caminos, de la inestabilidad. La promesa de la tierra no constituía en sí  misma la seguridad puesto que adquirir una tierra propia en la mayoría de los casos suponía una experiencia de lucha. La respuesta de Abraham no es la respuesta a la búsqueda de una tierra propia, es la respuesta a una fe y una confianza en el misterio que lo envuelve. El Dios que es el dueño del cielo y de la tierra, le requiere para una empresa que aunque no está definida, tiene la garantía del Dios que nunca miente. Abraham es el padre de la fe y de la confianza en Dios, es el prototipo de la respuesta sin vacilar a la llamada de Dios.


 La vocación es: Respuesta de fe, confianza y obediencia.
La vocación exige actitud atenta, corazón desprendido, amor incondicional.
La vocación exige partir, buscar, amar la aventura del Dios que es siempre mayor



 

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