Algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis?
Es imposible no creer que la novedad
del Espíritu está abriéndose en el Vaticano… Quizás tengamos que esperar, pero,
por el momento, yo me inclino por acoger, orar y bendecir.
Os hago llegar la síntesis del
comentario que aparece en la Web de Mercedarias de la caridad
En las cosas de espíritu, lo grave
de nuestra sociedad (y de esa sociedad íntima que vivimos en relación con
nuestro propio ser) supuestamente evangelizada, es que andamos despistados/as.
No somos conscientes de la vida que brota en nuestra propia tierra
(corporeidad) y en todo lo que nos rodea (sociedad, naturaleza). Lo que
llevamos entre manos, lo inmediato y caduco, nos absorbe todo el tiempo y, con
frecuencia, agota nuestra fuerzas. Pablo encuentra a Cristo y ese encuentro
trasforma toda su existencia, hasta el punto de hacerle ver lo esencial y
convertirse en un hombre libre de toda atadura, incluso la de la ley, en
principio divina, pero adaptada a los intereses humanos, e, incluso,
deshumanizadores. Hoy, el mensaje de la palabra quiere mostrarnos lo que
significa el encuentro con Aquél que nos perdona hasta lo que nosotras/os no
somos capaces de perdonarnos… La dignidad que poseemos se nos revela en el
reconocimiento que recibimos del Otro/otro ser humano, capaz de limpiarnos con
su mirada, y de mostrarnos el camino que nos queda por hacer en libertad: Si
Dios, en Cristo, nos perdona y abre horizontes nuevos en nuestra vida, ¿Quién
podrá condenarnos? ¿A quién podremos condenar? Lo nuevo está brotando, y es
divino ¡Acojámoslo!
Trinidad León, m.c.
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