Interferencias - Viernes Santo C
jueves, 28 de marzo de 2013
viernes, 15 de marzo de 2013
V domingo de cuaresma
Algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis?
Es imposible no creer que la novedad
del Espíritu está abriéndose en el Vaticano… Quizás tengamos que esperar, pero,
por el momento, yo me inclino por acoger, orar y bendecir.
Os hago llegar la síntesis del
comentario que aparece en la Web de Mercedarias de la caridad
En las cosas de espíritu, lo grave
de nuestra sociedad (y de esa sociedad íntima que vivimos en relación con
nuestro propio ser) supuestamente evangelizada, es que andamos despistados/as.
No somos conscientes de la vida que brota en nuestra propia tierra
(corporeidad) y en todo lo que nos rodea (sociedad, naturaleza). Lo que
llevamos entre manos, lo inmediato y caduco, nos absorbe todo el tiempo y, con
frecuencia, agota nuestra fuerzas. Pablo encuentra a Cristo y ese encuentro
trasforma toda su existencia, hasta el punto de hacerle ver lo esencial y
convertirse en un hombre libre de toda atadura, incluso la de la ley, en
principio divina, pero adaptada a los intereses humanos, e, incluso,
deshumanizadores. Hoy, el mensaje de la palabra quiere mostrarnos lo que
significa el encuentro con Aquél que nos perdona hasta lo que nosotras/os no
somos capaces de perdonarnos… La dignidad que poseemos se nos revela en el
reconocimiento que recibimos del Otro/otro ser humano, capaz de limpiarnos con
su mirada, y de mostrarnos el camino que nos queda por hacer en libertad: Si
Dios, en Cristo, nos perdona y abre horizontes nuevos en nuestra vida, ¿Quién
podrá condenarnos? ¿A quién podremos condenar? Lo nuevo está brotando, y es
divino ¡Acojámoslo!
Trinidad León, m.c.
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domingo, 10 de marzo de 2013
IV Domingo de Cuaresma –Ciclo C-
Conversión también es reconocimiento: Todo lo suyo es nuestro.
Necesitamos ser libres para ver la realidad y lo que ella nos revela de
la gratuidad divina, a cada instante, haciendo del ayer un hoy que
mantiene la memoria viva de lo que aconteció y sigue aconteciendo. La
cuaresma es el tiempo que en el que la Iglesia, en cada uno de sus
miembros, está dispuesta a reconocer en qué le ha fallado a la Gracia, y
rehacer el camino para volver a la Casa familiar; pero también es
tiempo para reconocernos como propietarios/as de una Heredad (Dios) que
hemos de consolidar y compartir, porque es nuestra Heredad. Dios
Padre-Madre de todos: de los que se quedan y de los que se van.
Josué 5, 9a. 10-12: “En aquellos
días, el Señor dijo a Josué: Hoy os he despojado del oprobio…” Para Dios, el
ayer es hoy. No existe para la Presencia divina el tiempo medido en horas,
días, años… Lo que aconteció, acontece en este momento. Por eso nuestra memoria
creyente no es solo recordar hechos pasados, sino anamnesis: vivir la historia
de la salvación en presente, reconociéndonos agentes activos de lo que la
memoria creyente nos ha legado, al mismo tiempo que nos abrimos a la novedad
que cada instante nos depara: ya no comieron maná sino del fruto de la tierra
que habían cosechado. El don va unido al esfuerzo; la gratuidad al
agradecimiento…
Salmo 33: Necesitamos saborear y contemplar lo que Dios nos da, para poder
vivir el gozo del don y proclamar: “Mi alma se gloría en el Señor… que los
humildes lo escuchen y se alegren”.
Trinidad León, m.c.
Conversión también es reconocimiento: Todo lo suyo es nuestro.
Necesitamos ser libres para ver la realidad y lo que ella nos revela de
la gratuidad divina, a cada instante, haciendo del ayer un hoy que
mantiene la memoria viva de lo que aconteció y sigue aconteciendo. La
cuaresma es el tiempo que en el que la Iglesia, en cada uno de sus
miembros, está dispuesta a reconocer en qué le ha fallado a la Gracia, y
rehacer el camino para volver a la Casa familiar; pero también es
tiempo para reconocernos como propietarios/as de una Heredad (Dios) que
hemos de consolidar y compartir, porque es nuestra Heredad. Dios
Padre-Madre de todos: de los que se quedan y de los que se van.
Josué 5, 9a. 10-12: “En aquellos
días, el Señor dijo a Josué: Hoy os he despojado del oprobio…” Para Dios, el
ayer es hoy. No existe para la Presencia divina el tiempo medido en horas,
días, años… Lo que aconteció, acontece en este momento. Por eso nuestra memoria
creyente no es solo recordar hechos pasados, sino anamnesis: vivir la historia
de la salvación en presente, reconociéndonos agentes activos de lo que la
memoria creyente nos ha legado, al mismo tiempo que nos abrimos a la novedad
que cada instante nos depara: ya no comieron maná sino del fruto de la tierra
que habían cosechado. El don va unido al esfuerzo; la gratuidad al
agradecimiento…
Salmo 33: Necesitamos saborear y contemplar lo que Dios nos da, para poder vivir el gozo del don y proclamar: “Mi alma se gloría en el Señor… que los humildes lo escuchen y se alegren”.
Trinidad León, m.c.
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