Después de la convocación para la jornada mundial de la paz, la Iglesia nos invita a la jornada mundial de las migraciones. Vivimos en un mundo en continua movilidad. Por diferentes razones, el ser humano está en continuo movimiento, sin embargo, de la misma manera que la distribución de las riquezas crean condiciones de injusticia. También se crean injusticias en los procesos de acogida y facilidades de los movimientos humanos. La tierra es la casa de todos, tenemos derecho a las mismas condiciones, a los mismos tratamientos en materia migratoria, tenemos derecho al respeto y la dignidad. Migración, sin discriminación. Son dos mensajes que de alguna manera está relacionados: Muchos emigrantes son también jóvenes, son sometidos a situaciones de injusticia y vejaciones. Las relaciones entre migrantes y ciudadanos de los países que acogen no siempre son pacíficas. Educar al joven para la justicia y la paz, es también educarles para la convivencia con el diferente, para abrir las puertas al otro y para cambiar el concepto que tiene la sociedad actual de quienes son o no aceptados. Las condiciones laborales, la trata de personas, las condiciones de legalidad, las reacciones xenofóbicas sólo podrán ser erradicadas cuando se cambien las relaciones entre países ricos y pobres, cuando se cambie de mentalidad respecto al concepto de hombre o mujer, blancos o negros, cuando se convierta el corazón de la humanidad y se elimine toda forma de discriminación.
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