LA SABIDURÍA
La palabra de Dios de este domingo apunta a la actitud de atención que tanta falta nos hace en este ritmo desenfrenado en que vivimos. Estar atento/a y estar preparados/as es sinónimo de capacidad para percibir, encontrar y acoger la sabiduría que nos viene como don. En muchos contextos de las Sagradas Escrituras, la sabiduría es sinónimo del mismo Dios que actúa y del mismo Dios que se comunica con el ser humano.
La sabiduría está presente cuando se crea el mundo, la sabiduría es también el amor y Dios es amor. La primera lectura de este domingo nos habla de la actitud del creyente que espera, busca y acoge la sabiduría, que es lo mismo que decir que espera, busca y acoge el amor que es Dios.
El evangelio en esa misma línea, nos presenta la consecuencia de quien vive al margen de la sabiduría, de quien se rige no por la orientación de la sabiduría, de la palabra, sino de sus propios instintitos. A esos/as Jesús les llama necios/as que es todo lo contrario de quien se dije conducir por los principios de la sabiduría. Como nos dice San Pablo, la consecuencia es la ausencia permanente de Dios, en otra palabra, la misma muerte. Porque la suerte de los que creen y esperan es el compartir la vida que es Dios.
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