viernes, 16 de septiembre de 2011

Les cuento mi experiencia en la JMJ...




Después de muchos días de preparación en los diversos países que conformaron la JMJ, llegó el gran día de partir a Madrid para iniciar con el Primer Encuentro Internacional Mercedario partiendo a Granada. En Granada los jóvenes de: Corea, Brasil, Angola, Madrid, Perú, Puerto Rico y Republica Dominicana pasamos días increíbles conociendo principalmente nuestras diferentes culturas e idiomas de cada nación, poniendo siempre como principal nuestra fe en Dios.

Uno de los temas principales que más abarcó el encuentro mercedario fue la idolatría, donde diferenciamos lo que es admirar y lo que es idolatrar, y que si buscáramos a alguien a quien idolatrar buscáramos a alguien cuyos principios sean firmes, de carácter autentico, justo, solidario y humilde, como lo es Jesús.
A lo largo de los días, visitamos Málaga y Loja, viendo los diversos lugares donde vivió, fue bautizado y criado el padre Zegrí, visitando  catedrales y  parroquias. Un recorrido magnifico que marcó tanto nuestra vida espiritual como cultural, pues conocimos lugares innovadores y que nunca pensamos fueran tan asombrosos. Pudimos observar que España es un país muy histórico, donde también se encuentra una de las 7 maravillas del mundo: La Alhambra, y también un país donde se recogen muchos antecedentes de la iglesia y la religión. Sus catedrales son enormes y con una estructura impresionante.
La última noche en Granada fue un poco emotiva, pues le habíamos cogido cariño a todas las monjas de la casa, que nos acogieron y siempre estuvieron con nosotros. Despedimos Granada con bailes típicos de cada uno de los países que estábamos, donde nuestro país bailó la mangulina, siendo autóctono de Republica Dominicana. Al día siguiente partimos temprano en la mañana a Madrid donde nos esperaban contentos y emocionados todos los jóvenes que iban a participar de la jornada mundial de la juventud.

En la jornada participamos de actos culturales y litúrgicos que nos impresionaron bastante. Fue una experiencia inolvidable realmente nos marcó mucho, pues nos incitó a seguir más a lo profundo el camino de Dios.
La JMJ nos motivó a seguir por ese camino para siempre y cualquier duda que tuve, la aclaré en el transcurso de la jornada. Estoy muy agradecida por Dios por esa experiencia.
Aimée Román.
República Dominicana

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