sábado, 7 de diciembre de 2013

II Domingo de Adviento

Adviento es un tiempo propicio para dirigir nuestra atención hacia otro tipo de noticias, diferentes a las que escuchamos siempre. Que hay guerras, violencia gratuita que envilece al ser humano, injusticia generalizada, clases políticas, judiciales y administrativas descaradamente deshonestas y mediocres, poder económico asfixiante y tirano con las clases medias en vías de desaparición y pobres cada vez más pobres,… Eso lo sabemos. Nuestra alma y nuestro entendimiento, está saturado de ese tipo de rotativos caducos. No hay creatividad para reconocer lo nuevo y lo bueno… Pero, tenemos sed de sueños, sed de ternura, de compasión, de libertad, de aires nuevos… Volveremos nuestra mirada, nuestros oídos y nuestra atención hacia quienes nos hablan, desde los desiertos más amplios y profundos de la historia, del sueño todavía irrealizado de Dios. ¡Porque es también nuestro sueño! Y porque queremos ponernos manos a la obra y hacerlo realidad ¡Ya!
                                                                                                  Trinidad Leòn, m.c.

Inmaculada Concepciòn

INMACULADA CONCEPCIÓN DE SANTA MARÍA VIRGEN 
l Espíritu vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra…” La figura de la mujer llena de sol, resplandeciente, Inmaculada, sigue atrayendo la mirada asombrada y contemplativa de los hombres y mujeres creyentes. Mientras que la doctrina y la teología se esfuerzan por esclarecer los fundamentos del dogma, el corazón del pueblo se abre a la simplicidad del hecho: María es la “Toda Santa”, sin sombra de duda alguna. El pueblo llano no sabe de retóricas ni de paradojas doctrinales; sabe de amores y de entrega incondicional. Son incontables los pueblos y parroquias que tienen a “La Inmaculada” como Patrona y centro de su devoción y ternura, y, para muchos institutos religiosos la Virgen llena de Gracia desde su concepción inmaculada es el modelo de consagración a Dios por excelencia. De manera especial, la cultura religiosa mediterránea y la que nace vinculada a ella allende los mares, reconocen, bajo diferentes advocaciones, a María Inmaculada como el título que mejor define la grandeza de quien es Madre de Dios y Madre de la Iglesia. Aunque el dogma es joven, por así decir (Pio IX, 8 de diciembre de 1854), la fe vivida por los creyentes en relación a la “Theotokos” (Madre de Dios) se remonta a los primeros siglos de la Iglesia. (Tomado del libro: Romero a Roma)
Trinidad León Martín mc